La seguridad pública, la impartición de justicia, la corrupción y muchas otras problemáticas, han sido el talón de Aquiles de los gobiernos mexicanos, problemas que se heredan de un sexenio a otro, sin solución alguna. Cada administración dice invertir sumas millonarias en “la solución” de estos problemas, por supuesto con dinero del contribuyente, quien como simple espectador escucha un sinfín de promesas al calor de las campañas electorales que solo quedan en buenas intenciones.
La sociedad mexicana espera que la próxima administración federal sea más capaz y logre encontrar el camino hacia un país con paz, concordia, justicia y sobre todo que cumpla el anhelo de tener un mejor país. La enfermedad que padece México es grave y no se puede curar con calmantes, se requiere de una cirugía mayor que extraiga de raíz todo el mal que padecemos. Si el próximo gobierno no toma las medidas necesarias en este sentido, tendremos que enfrentar un monstruo de 1000 cabezas que nos puede devorar. Quien tome el mando presidencial el primero de Octubre próximo deberá ser realista y reconocer la grave enfermedad provocada por el crimen organizado, por la corrupción, la carencia de orden y la falta de unidad.
CLAUDIA SHEINBAUM, XÓCHITL GÁLVEZ o quien cruce en su pecho la banda presidencial, deberá informar sobre la verdadera situación de nuestro país en materia política, económica y social y presentar alternativas para enfrentar los graves problemas que heredarán de la actual administración.
El futuro de México no depende de fuerzas extrañas ni de determinismos históricos, sino que precisa de nuestras decisiones diarias y de las de nuestros gobernantes, así como del valor y sensatez con que afrontemos o influyamos en dichas decisiones. Algunos políticos o gobernantes lejos de fomentar el progreso de la nación, han obstaculizado su desarrollo, Claro ejemplo el hecho de desalentar a quienes buscan trabajar en la formalidad aplicando agobiantes trámites burocráticos y excesivos impuestos, además de fomentar el paternalismo y la irresponsabilidad, con el fin inmediato de mantener un mayor control político y hacer grandes negocios argumentando “la justa distribución de la riqueza”.
Cada día son más “los mantenidos” por el sector público, es decir, los que viven de nuestros impuestos. El mal de nuestro gobierno está en las políticas erróneas adoptadas y mientras éstas subsistan, aunque se cambie de administración, seguirán ocurriendo los mismos problemas. Si queremos un México mejor debemos adentrarnos en nuestra realidad y encontrar soluciones reales y propuestas objetivas no mediáticas o populistas.