La energía que consumimos diariamente para desarrollar nuestras actividades puede provenir de distintas fuentes: recursos o medios naturales que pueden ser renovables o no renovables.
Dicho esto, los combustibles fósiles son fuentes de energía no renovables que han estado presentes en la Tierra desde hace millones de años; se formaron a partir del proceso natural de descomposición anaeróbica, o sea en ausencia de oxígeno, de organismos muertos y enterrados.
Imaginémoslo así: hace cientos de millones de años, el planeta estaba habitado de plantas y animales en medio de un clima más cálido que el actual y acompañados de organismos unicelulares oceánicos llamados protoplancton; cuando todos aquellos seres prehispánicos murieron, sus cuerpos se descompusieron pero quedaron enterrados bajo capas de lodo, arena, y roca, una detrás de otra. Con el paso del tiempo, la exposición al calor y la presión en la corteza terrestre contribuyeron a la formación de lo que ahora conocemos como combustibles fósiles. Su composición incluye altos porcentajes de carbono, pero es la mezcla de hidrocarburos la que otorga las propiedades a cada combustible fósil.
Existen tres tipos principales de combustibles fósiles: carbón, petróleo y gas, y sus múltiples aplicaciones en una enorme variedad de productos y servicios los han convertido en sinónimo de la vida industrial moderna. Es fuente de energía básica en el sector industrial, y son útiles hasta en empresas y nuestros hogares, además de contar con abundantes y amplias reservas que permiten ofrecer energía a costo relativamente bajo.
Sin embargo, como ya hemos aprendido en esta cápsula, claro que tienen un pero. Cuando se queman, los combustibles fósiles liberan a la atmósfera diversos gases como el dióxido de carbono, el benzopireno, óxido de azufre y monóxido de carbono, además de partículas finas cargadas de toxinas, lo que conlleva múltiples consecuencias al suelo, agua, atmósfera y salud humana, sin mencionar los impactos y riesgos ambientales que generan su extracción y explotación. De hecho, un estudio de la Universidad de Harvard en colaboración con otras universidades publicado a principios de 2021, estimó que 1 de cada 5 muertes al año se pueden atribuir a la contaminación causada por los combustibles fósiles.
En 2015, para producir energía, México dependía en un 90.4% de los combustibles fósiles, y aunque el sector de las energías renovables había logrado avances significativos, éste se desaceleró durante el 2020 gracias a la restricciones del gobierno actual. Sin embargo, éste es tema para otro momento.
¿Qué otras fuentes de energía conoces?
Puedes leer más sobre ello en: https://www.bioenciclopedia.com/combustibles-fosiles/ y https://gestion.pe/mundo/contaminacion-por-combustibles-fosiles-causa-1-de-cada-5-muertes-mundiales-noticia/?ref=gesr .
Comentarios sobre esto post