Algunos líderes mundiales coinciden en señalar que las principales amenazas para el planeta son los climas extremos, la falsa información que genera desinformación, la polarización, las crisis económicas, los ciberataques, la interrupción de las cadenas de suministros de bienes y recursos críticos, la intensificación o estallidos de conflictos armados (como los que actualmente viven Rusia Ucrania, Israel, Palestina, Irán, Corea del Norte, etc.), la censura o erosión de la libertad de expresión, la deuda pública, la escasez de mano de obra calificada, los colapsos institucionales en el sector financiero, los estallidos de la burbuja inmobiliaria y tecnológica, etc.
Los resultados electorales en Estados Unidos marcarán muchas de las cosas que habrán de acontecer en México en los próximos años. El incremento demográfico en nuestro país provocará déficit comercial externo y debilitará aún más los ingresos fiscales, generará un menor dinamismo agrícola y dará señales del agotamiento del modelo actual seguido de sustitución de importaciones y protección industrial que en muchos casos es subsidiado y protegido por el estado.
Vista desde una perspectiva histórica, la política de apoyo al campo deja mucho que desear, ante la falta de certidumbre y planeación en os apoyos a este sector. Además, se está midiendo desde una perspectiva general cuando lo correcto sería atender las necesidades de cada región del país. La falta de estrategias viables de desarrollo puede ser catastrófico para México, también habría que sumar el grave problema que causa la escasez de agua y el poder que tiene el crimen organizado, mismo que gobierna sin ser gobierno.
Por otra parte, mientras que la democracia electoral no tenga madurez política, unidad y transparencia, difícilmente se podrán crear las condiciones que ayuden a desterrar el desánimo social y el clima de inseguridad que prevalece en diversas regiones del país.
Es tiempo de sentar las bases para tener una mayor competitividad económica, política y social. La transformación que reclama el país es trabajo de todos y no de unos cuantos. Todos estamos obligados a seguir construyendo el futuro que reclaman las nuevas generaciones.
En Sinaloa, la sociedad sigue a la espera de que sus autoridades actúen con honestidad, prudencia e inteligencia buscando siempre el bienestar y la prosperidad de sus gobernados, esta debe ser su principal prioridad. Los sinaloenses esperan que su gobernador escuche de manera activa y le de solución, de una vez por todas, a los problemas que se viven cotidianamente en el estado. Merecemos gobernantes dispuestos a servir y no a servirse, que tengan verdadera vocación y que trabajen en favor de la colectividad y no de unos cuantos. Sinaloa merece estar mejor.
Bienvenidos los debates entre los candidatos a la presidencia de la república y otros puestos de elección popular, esto sin duda abona a la democracia y nos hace reflexionar sobre quién es quien.