Últimamente escuchamos muy seguido hablar del cambio climático, sus repercusiones y las medidas que tenemos que tomar para tratar de mitigarlas. Sin embargo, ¿sabemos qué es realmente el cambio climático? Más allá de que es el clima… cambiando.
Cuando nos referimos a cambio climático, hablamos del cambio significativo en el sistema climático del planeta, no del tiempo, que son las condiciones atmosféricas de un sitio en específico que varían día a día y que determinan cuando habrá un día soleado o nublado o con mucho viento, sino del clima, este conjunto de condiciones atmosféricas, oceánicas, de las capas de hielo y nieve, los continentes y la vida, es decir, el clima es una descripción estadística de las condiciones meteorológicas más frecuentes de una región en un largo periodo de tiempo.
Este cambio en el sistema climático, entonces, sí se da de forma natural en el planeta cada tantos miles de años, tal como las desglaciaciones. Sin embargo, es la primera vez que está ocurriendo de forma tan acelerada y a consecuencia de acciones antropogénicas: el calentamiento global.
Y bueno, ¿no es lo mismo cambio climático que calentamiento global? Uno es consecuencia de otro.
Pongámoslo así: el sol es la principal fuente de energía de nuestro planeta, diariamente recibimos miles de watts por metro cuadrado de energía proveniente del sol, de esa energía tenemos que liberar la misma para que exista un equilibrio adecuado, el llamado balance energético de la Tierra. Naturalmente lo hacemos, a pesar de que los procesos biogeoquímicos terrestres necesitan mucha energía, la Tierra libera mucha radiación infrarroja que equilibra esa energía entrante.
Sin embargo, la energía que entra depende de muchas variables como la reflexión en superficies como el suelo, las nubes o los edificios, el material particulado suspendido en la atmósfera, ya que las partículas no absorben la radiación entrante, sino que la dispersan y cambian su dirección, y los famosos gases de efecto invernadero. En realidad, la vida misma es posible gracias a estas moléculas de agua, dióxido de carbono, metano y otros gases menores, que permiten la temperatura adecuada dentro de la atmósfera, sin embargo, con el aumento de las actividades humanas estos gases han ido en incremento y no permiten que gran parte de la energía destinada a salir realmente lo haga.
Este pequeño desbalance es fundamental para generar fenómenos meteorológicos extremos tales como tormentas muy fuertes, sequías, inundaciones, entre otros.
A su vez, la pérdida de árboles por deforestación modifica las condiciones del suelo y lo hace más susceptible a adsorber energía, el derretimiento de los polos disminuye el hielo necesario para reflejar parte de la energía entrante, y bueno, es como una cadenita de sucesos que hacen que la cantidad de energía que emitimos al espacio sea menor que la que recibimos del sol; la consecuencia: cambios en patrones meteorológicos que a la larga afectan el sistema climático de la tierra.
Sin duda es un tema extenso, pero conocer lo básico nos ayuda a entender que el cambio climático es real, está sucediendo y que necesitamos un cambio sistemático para mitigar el daño que ya está hecho.
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