El desarrollo económico representa el bienestar de los individuos y sus familias. Cualquier gobierno, sin que importe su ideología o color, debe estar comprometido con una economía que dé certidumbre a millones de mexicanos que viven en la pobreza extrema, así como a otros que se esfuerzan diariamente para obtener el sustento familiar. Es indispensable que existan las condiciones adecuadas para lograr un crecimiento a largo plazo, estabilidad de precios, más y mejores empleos y generar confianza y seguridad en la inversión externa.
Quien tome las riendas del país el primero de diciembre del 2024, ya sea CLAUDIA SHEINBAUM, ADÁN AUGUSTO LÓPEZ, MARCELO EBRARD, RICARDO MONREAL, LUIS DONALDO COLOSIO, ENRIQUE DE LA MADRID, SANTIAGO CREEL, BEATRIZ PAREDES o cualquier otro, deberá construir nuevos horizontes de posibilidades reales sin perder de vista el objetivo social que da sentido a toda la actividad productiva. En los procesos de cambio económico y apertura comercial el Estado mexicano no puede declinar a su responsabilidad social.
México tiene comprometido seriamente el futuro de una juventud que muchas veces opta por el camino del crimen organizado; la crisis económica y de valores existente, entre otros factores, ha reducido sus capacidades y les han impuesto un horizonte poco atractivo en materia laboral. La drogadicción, el alcoholismo y la violencia siguen siendo temas que no pueden esperar. Es imposible ignorar las 156 mil muertes violentas que se han registrado en lo que va de la administración del Presidente ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR.
Gobernar con buenas intenciones, no es suficiente, debe existir una verdadera aspiración nacional y popular hacia un cambio real. El presidente, queriendo o no, se resiste a que esta demanda trascienda, y lo hace porque continuamente la desacredita al desprestigiar a todo aquel que no concuerde con su manera de pensar y accionar. Su objetivo sigue siendo el control político absoluto.
También resulta interesante distinguir el punto en que muchos ciudadanos se sobreponen a “las seducciones” y medios de control que se ejercen en las conferencias mañaneras (a través de noticias, información y efectos que buscan neutraliza el afán democrático) y son capaces de ver la realidad que vive en país. ¿Qué sucederá en lo que resta de la administración federal si el sistema de imposición se mantiene? ¿Habrá que seguir culpando al pasado de todos nuestros males? ¿Dónde está la salida hacia un mejor futuro? ¿Cuál sería la respuesta organizada de los partidos de oposición, frente a la voluntad política de mantener el sistema que nos gobierna como está?
Muchas empresas encuestadoras afirman que el ejército de abstencionistas, esos que han permanecido en la inactividad electoral, pueden marcar la diferencia en el 2024. En el momento que haya mayoría de votantes, será incontenible el poder de la sociedad civil. Solo debemos aprender a identificar a todos aquellos que buscan satisfacer sus intereses personales en algún puesto de elección popular.
Es innegable que algunas alianzas políticas pueden generar efectos nocivos, incluso más que el monopolio actual de MORENA y sus aliados. Una alianza PRI-PAN-PRD hecha exclusivamente por intereses personales, ambiciones y disputas de poder, no es lo que una democracia requiere para cumplir las expectativas de justicia y buenos gobiernos. Por el contrario, podría ser simplemente la sustitución de un grupo de poder por otro, lo que significaría seguir estancados y sin poder cumplir las esperanzas de millones de mexicanos que añoran un futuro mejor.
Mucho se dice que México podría ser mejor si existiera una especie de tripartidismo. Tres partidos fuertes con suficiente presencia y significado nacional que les permita ser un punto de balance en cuanto a sus diferentes acomodos respecto a decisiones trascendentes que impulsen la democracia, con austeridad y piso parejo.
¡Soñar no cuesta nada! Por lo pronto hay que seguir a la espera de que los partidos y organizaciones políticas manden al ruedo a sus candidatos. Hasta entonces podremos saber que tan limpias son sus intenciones, que tan creíbles son sus promesas de campaña y la congruencia de sus actos. Solo así estaremos en posibilidades de valorar las mejores opciones y cruzar nuestra boleta electoral.