Todos estamos de acuerdo en que un futuro sostenible y amigable con el medio ambiente no es posible con el modelo económico actual: la economía lineal. En este modelo, se fabrican productos a partir de materias primas que luego se venden, se utilizan y, por último, se desechan. Tomar recursos naturales para transformarlos en productos que eventualmente se convierten en basura.
A nivel global, se generan 1,300 millones de toneladas de residuos cada año: teléfonos celulares, tabletas, autos, ropa, electrodomésticos, empaques, platos desechables…, imaginen esta cifra multiplicada por los 3,000 millones de consumidores que habrá para el 2030, según estimaciones del Foro Económico Mundial.
La economía lineal es cada vez más cuestionada por el propio contexto en el que opera, ya que supone una exposición a la volatilidad de los precios y un riesgo de suministros que conlleva una pérdida económica, además de los ya mencionados residuos estructurales y el deterioro de los sistemas naturales.
La solución no está en trabajar en la eficiencia, es decir, reducir los recursos y la energía fósil consumidos por unidad de producción económica, ni tampoco en otro sistema social como el comunismo, sino en identificar los fallos del modelo económico lineal y pensar en uno nuevo que los convierta en sus bases.
Afortunadamente, existe uno que, gracias a la emergencia ambiental actual, está ganando cada vez más peso y validez: la economía circular. Este concepto se concibe como un ciclo de desarrollo positivo que preserva y mejora el capital natural, optimiza los rendimientos de los recursos y minimiza los riesgos del sistema al gestionar reservas finitas y flujos renovables: en palabras más simples, permite aprovechar los recursos para darles otra vida y devolverlos al mercado en una forma nueva.
La economía circular se basa en principios cuyos objetivos residen en mantener una utilidad máxima del producto, tanto en ciclos técnicos como biológicos.
Lo cierto, es que este modelo económico se encuentra en apenas sus primeros años de desarrollo, aun cuando se mencionó la idea por primera vez en los 70’s, y, por lo tanto, no existe un modelo unificado, sino varios que deben seguirse probando y afinando.
Países como Finlandia, Dinamarca, Alemania, Noruega y Suecia son los más adelantados en la puesta en práctica de estos planteamientos. Sin embargo, como siempre, hago énfasis en la necesidad de una reflexión actual y retrospectiva de nuestras actividades individuales. “Nuevo” no siempre es sinónimo de “calidad”.
Puedes leer mucho más sobre ello en: http://www.comoves.unam.mx/assets/revista/230/economia-circular.pdf
Comentarios sobre esto post