¿Sabías que, mundialmente, se pierden alrededor de 1,300 millones de toneladas de comida producida para consumo humano? Si te es difícil imaginar esta cifra, aquí va: un tercio del total.
En México, la cifra es un poco más alta, pues se trata del 37% del total de alimentos producidos, cantidad suficiente para evitar el hambre que padecen 7 millones de mexicanos.
Además, si tomamos en cuenta todos los recursos necesarios para su producción como agua, energía, transporte, mano de obra, etc., la huella ambiental de este desperdicio es alarmante, equivalente a casi la cantidad de dióxido de carbono producido anualmente por 16 millones de autos.
Y la verdad, es que todos somos responsables de esto. Claro que las técnicas de cosechas ineficientes, las instalaciones y equipos de trasporte inadecuados o la comercialización entre productores y compradores pueden ser la mayor causa, sin embargo, ¿cuántas veces hemos desechado algún vegetal de nuestro refrigerador sólo porque cambió de color?, ¿o hemos cocinado de más porque “más vale que sobre a que falte”?
El cambio siempre empieza en uno mismo. La próxima vez, antes de surtir la despensa, haz una lista de lo que tienes, lo que en verdad necesitas y lo que está a punto de caducarse. De esta forma, además de ayudar a tu bolsillo, evitas que el desperdicio de comida incremente.
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